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Abre la lata Linda jugando con una determinación ESPECTACULAR, adaptándose a la pista como si jugara la liga Cántabra sin decirnos nada. Gana su partido, Janis palma por la mínima el suyo con la torre de León, yo palmo el mío 2-0 con una empanada cántabra de libro y soltamos al torico de Sarrión, que en el decider, gana su partida 2-0 flotando en la pista como de costumbre. Bien, hemos ganado un enfrentamiento complicado. El siguiente, ganamos a Peña LC con un poquito más de margen y nos metemos en las semis del puesto 1 a 4. Objetivo conseguido!

Ya por la tarde, después de meternos un buen menú y hacerle un marcaje al hombre a Bolos para racionarle la cerveza, volvemos a Astillero para jugar la fase final en las instalaciones de la Cantábrica.

Nos enfrentamos en las semis a Free Squash de Vitoria. Linda vuelve a abrir la lata y se marca un 2-0, Janis hace lo propio con otro 2-0, a mí me sientan bien los macarrones, gano el mío y Alberto gana dejándose un juego pensando quizás más en el jamón del resopón que en la partida. En fin, cojo el móvil y doy el notición: Presi, estamos en la final.

Nos enfrentamos en la final al Club Squash de Gijón. Linda, nuestra capitana, vuelve a abrir la lata y se encuentra esta vez con una rival durísima con la que no se pudo hacer nada. Palma 0-2. Janis se enfrenta al número 1 de Gijón y probablemente el no. 1 del torneo y palma también, aunque jugó un partidazo. Yo juego un buen partido y con 9-6 en el tercero, suelto el pie, me quita el momentum y se acaba llevando el partido 9-11, lástima. Y llega Alberto, para darnos el punto del honor aunque ya estaba todo el pescado vendido. En fin, subcampeones y super contentos!

Después de la entrega de trofeo (sin s, juro presi que somos subcampeones pero no podemos demostrarlo) y tongoloto cántabra en la que Janis pilla cacho, nos vamos al punto de encuentro donde la organización nos tenía preparada sorpresita o super sorpresita.

Cuando llegamos al punto de encuentro, en vez de un bar nos encontramos con un pedazo de barco que te cagas. Subimos, nos sacan un catering y nos damos un paseíto por la bahía de Santander. Chapeaux por la organización y a tomar nota!

Al día siguiente, abro un ojo y me veo a Alberto durmiendo como un niño, con su táper de jamón al lado suyo rollo osito de peluche. Se levanta con los ojos cerrados, saca las manos de la sábana, abre el táper y se clava una loncha de jamón. Yo, atónito, le digo: “Ostia Alberto, ¿jamón ya, sin agua?” a lo que me responde… “Sí tío, es que así me quito el aliento a alcohol” Creía que lo había visto todo ya en este mundo. En fin, ducha y partimos rumbo a la terreta.

Paramos para comer, después de investigar durante dos horas por los mejores restaurantes de carretera desde que salimos de Santander, en el chino de Miranda del Ebro. Efectos de la resaca. Nos pasamos un buen menú con tilas de pollo y continuamos el viaje hasta dejar a Alberto en su nido, llegar a Valencia y poner punto final a este finde de locos por el squash, con el subcampeonato debajo del brazo.

Y colorín colorado, esta crónica se ha acabado! Gracias a la organización cántabra por todo, Nacho, Víctor & Co., os habéis portado super bien y nos hemos sentido como en casa! Gracias al CSV por apoyarnos y gracias a vosotros Janis, Linda y Alberto por compartir este finde con un servidor, conocernos un poquito más, y disfrutar de este deporte que nos hace sentir vivos. ¡Salut i squash!

 P.D Vicente, con estas líneas me quito la C de crónica, y lo sabes..