Teníamos ganas de visitar la guarida del Tigre y unos cuantos, después de recuperarnos de la maratón nocturna del fin de semana, nos desplazamos hacia Cullera.
Allí nos encontramos con una arquitectura descomunal y dos canchas de squash en muy buenas condiciones. El anfitrión, Jorge Soriano, se portó como tal y tras un par de horas de juego entre unos y otros, hubo piscina y cena en la terraza. El chiringuito playero ya fue opcional.
No paramos. Salut i Squash.
Ni se acordaría si la raqueta la cogía con la mano derecha o la izquierda.
Report
My comments